El mundo actual, donde los avances y logros tecnológicos amenazan con mecanizar, fragmentar y deshumanizar al hombre contemporáneo, en el que un bosque es una reserva de madera, el cerro es una cantera, un río energía hidráulica, el viento es viento en la vela, en donde todo es acopio o acopiable y explotable. Donde, en suma, toda la existencia física se transforma en disponibilidad y explotabilidad, el arte aparece como un remanso catártico, un oasis de energía cargado de significados.
   
     Habrá, quizá que reconocer en la cultura el medio idóneo para la transformación de nuestras sociedades.  Como intención que pone en la obra plástica la verdad de una manera extraordinaria y no habitual, el arte es regalo, sobreabundancia, don; además, como aspiración que no puede realizarse en el vacío, se refiere a un grupo humano histórico, es fundación, desocultamiento, develamiento, revelación de lo que constituye el substrato histórico de un pueblo, de aquello en lo que el ser del hombre está ya forjado como histórico.

        En una era en donde lo real y lo práctico se torna imprescindible, para muchos, lo mágico y lo ritual pasan a un segundo plano,  o quedan en el olvido. Sin embargo los países latinoamericanos se han caracterizado por la importancia que sus artistas han otorgado a sus raíces, sus  mitos, sus cantos, sus rituales y son los artistas que hoy presentamos, los que se han tomado en serio la labor de desafiar al espectador, creando una nueva conciencia de matices, cada uno a su manera y desde su atisbo de la realidad. Así,  “Mitos y Realidades Sur al Trópico", pretende ser una confluencia de puntos de vista a partir de la interpretación de cada artista, donde la reflexión en torno al origen se convierte en la fuente que regenera al hombre contemporáneo y le permite tomar una postura frente al crecimiento  avasallador de las urbes.